Cambio Climático y Riesgos Financieros

La sostenibilidad asociada al concepto de riesgo es una megatendencia que llegó para quedarse, y no porque se trate de actuar en forma políticamente correcta o en forma ética, sino porque sencillamente es un buen negocio.

Hasta hace pocos años, a la hora de medir el impacto de las inversiones, no se consideraban los riesgos ambientales asociados al cambio climático, los cuales hoy aparecen como un nuevo tipo de riesgos, que de no ser considerados por las empresas las pueden alejar del interés de los inversionistas.

El invertir hoy en una central a carbón, es un riesgo que está siendo considerado por los inversionistas, y asociado, entre otros, a nuevas regulaciones que restringen su uso.

Las recientes tendencias se mueven a objetivos cada vez más amplios en relación con los impactos del cambio climático, migrando desde una mirada de dónde no debo invertir hacia una mirada donde tengo que invertir, entendiendo de cómo estas inversiones estén alineadas con objetivos acorde con la descarbonización de nuestra matriz energética. Esto, entre otros elementos, explican el crecimiento explosivo de las ERNC en Chile, que hoy representan casi un 34% de la capacidad instalada y cerca de un 26% de la generación de electricidad.

El concepto que debe primar es la consideración del riesgo, que es finalmente lo que todo inversionista evalúa a la hora de la asignación de capital.  Un modelo de negocios es viable sólo si tiene esta mirada amplia y de largo plazo, lo que  implica valorar los riegos tanto regulatorios, litigaciones, físicos, de transición y reputacionales asociados al cambio climático.

Desde el punto de vista de la regulación cada vez, y con mayor frecuencia, los reguladores exigen a sus regulados la entrega completa y transparente de información asociada a las emisiones de gases de efecto invernadero. Un buen ejemplo de esto es la reciente dictación de la Norma de Carácter General 461 de la Comisión para el Mercado Financiero que exige información a las empresas en relación con sus emisiones de gases de efecto invernadero.

Desde el punto de vista reputacional, las empresas no quieren verse expuestas a un cuestionamiento o pérdida de su licencia social, asociado a emisiones de gases de efecto invernadero.

Aquellas compañías que sean capaces de internalizar y mejor evaluar dentro de su modelo de negocios los riesgos asociados al cambio climático, y actuar en consecuencia, serán premiadas por los mercados.

Arturo Brandt

Asesor Estratégico CINERGIA